Más detalles sobre la cirugía endoscópica de columna

La cirugía endoscópica de columna es una técnica mínimamente invasiva e innovadora para tratar patologías de la columna. 

Esta cirugía consiste en introducir una óptica, denominada endoscopio, en una pequeña incisión para observar tanto los discos intervertebrales como las raíces nerviosas. El endoscopio se encuentra conectado a un monitor lo que permite su visualización en alta calidad.  

                    

 

La cirugía endoscópica de columna se puede llevar a cabo con diferentes técnicas de abordaje: 

  • Transforaminal: se introduce el endoscopio por el agujero de conjunción entre dos vértebras: 
  • Interforaminal: se quita/perfora el hueso de las láminas y se despeja el ligamento amarillo para acceder al disco intervertebral. Este acceso es el mismo que el utilizado en la microdiscectomía. 

¿Cuándo está indicada esta cirugía? 

Este tipo de intervención quirúrgica se determina después de analizar las pruebas diagnósticas que el doctor haya prescrito (radiografías, resonancias magnéticas, etc) al paciente y, además, se debe comprobar que este no obtiene mejoría con el resto de tratamientos indicados como, por ejemplo, los antiinflamatorios. 

 

¿Qué procedimiento se sigue una vez se prescribe la cirugía? 

El primer paso a seguir es la solicitud por parte del doctor de un preoperatorio. 

Después, una vez revisado el preoperatorio, el doctor establecerá el día y la hora en la que se procederá a la cirugía.

El día de la endoscopia de columna, en quirófano, el paciente será anestesiado y colocado de un modo determinado para abordar esta intervención. 

                                  

¿Cómo es el postoperatorio? 

La recuperación del paciente es muy rápida, no necesita de drenaje, el dolor desaparece inmediatamente al finalizar la intervención, el alta hospitalaria se da el mismo día de la cirugía y, además, hay un menor riesgo de complicaciones y de infecciones. Existen casos en los que se producen hormigueos o disminuciones de la sensibilidad después de la intervención quirúrgica que se deben al largo período en el que el nervio ha estado comprimido, pero que progresivamente van desapareciendo en las siguientes semanas. 

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